Si hay algo que todos compartimos en la industria de los eventos, es esto: todos cometemos errores. Grandes, pequeños, visibles o casi imperceptibles, los errores son una constante en nuestro trabajo. Pero ¿qué pasa cuando nos enfrentamos a ellos? ¿Nos paralizan o nos impulsan?
La dura realidad de los eventos
Los eventos no son perfectos. Por más planificación, dedicación y esfuerzo que pongamos, hay cosas que simplemente no podemos controlar. Puede ser una lluvia inesperada en un evento al aire libre, un proveedor que no cumple o incluso un error humano que pasa desapercibido hasta el último momento.
Cuando esto sucede, es fácil sentir que hemos fallado, que no somos buenos para este trabajo, o incluso que deberíamos abandonar. Pero quiero compartir algo que he aprendido con los años: los errores no nos definen, sino lo que hacemos con ellos.
El poder transformador de los errores
Los errores no son solo problemas; son lecciones disfrazadas. Recuerdo una vez que olvide el velo de la novia en la habitación, y esta novia ingreso a su ceremonia sin velo... En ese momento sentí que el mundo se me caía encima, pero luego de superar la situación, me di cuenta de que había aprendido algo invaluable: Debo hacer un checklist constante y no dejarme llevar por el estrés y la presión!
La frustración como compañera de viaje
La frustración no es un enemigo; es un recordatorio de que nos importa lo que hacemos. Si sentimos frustración, es porque queremos dar lo mejor de nosotros mismos. Aceptar la frustración como parte del camino nos permite crecer y mejorar en lugar de rendirnos.
Cómo manejar los errores y la frustración
Aquí algunos consejos que me han ayudado a transformar los errores en aprendizajes:
Sé amable contigo mismo: Nadie es perfecto. Trátate con la misma compasión que ofrecerías a un colega o amigo.
Habla del problema, no te quedes callado: Compartir tus frustraciones con un mentor, colega o amigo te ayudará a encontrar una perspectiva diferente.
Haz una lista de aprendizajes: Después de cada evento, identifica qué salió mal y cómo puedes prevenirlo en el futuro.
Acepta que los imprevistos siempre estarán ahí: Planea lo mejor que puedas, pero también prepárate para adaptarte.
Recuérdate tus logros: No dejes que un error opaque todos los éxitos que has acumulado.
Lo que importa al final
Al final del día, no se trata de los errores que cometimos, sino de cómo nos levantamos después de caer. Cada error trae consigo una oportunidad para ser más resilientes, para aprender algo nuevo y para crecer no solo como profesionales, sino también como personas.
Te dejo un episodio de mi podcast donde hablo de esto:
La próxima vez que sientas que las cosas no salen como las planeaste, pregúntate: ¿Qué puedo aprender de esto?. Porque si algo sé con certeza, es que la imperfección no nos debilita, nos humaniza.